Estado general de bienestar
físico, mental y social, en todos los aspectos relacionados con el sistema
reproductor, sus funciones y sus procesos; es decir, es la capacidad de los
individuos y de las parejas de disfrutar de una vida sexual y reproductiva
satisfactoria, saludable y sin riesgos, con la absoluta libertad de decidir de
manera responsable y bien informada sobre el número y el espaciamiento de los
hijos.
La salud reproductiva está
directamente relacionada con la calidad de vida, la sexualidad y la familia.
Representa el ejercicio de la sexualidad responsable y sin riesgos; el
bienestar de la madre, del niño en gestación, de los infantes y de los
adolescentes y se extiende más allá del período reproductivo de las personas.
Tiene que ver con las relaciones interpersonales, con percepciones y con
valores; su cuidado evita enfermedades, abuso, embarazos no planeados y la
muerte prematura.
Los costos económicos, sociales y
psicológicos derivados del ejercicio de la sexualidad, desinformada y sin
recursos de protección, son elevados y se aplican a atender embarazos no
planeados, infecciones de transmisión sexual, abortos inducidos, violencia intrafamiliar,
trastornos psicológicos, entre otros. Con la prestación de servicios de planificación
familiar de calidad, accesibles y oportunos, se evitan gastos hospitalarios no
previstos derivados de la atención del embarazo, parto y puerperio, así como de
sus complicaciones. Asimismo, se reducen los costos sociales para la
manutención de los hijos inesperados, la deserción escolar, la marginación, el
desempleo, el hacinamiento, la violencia intrafamiliar y los niños sin hogar.
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